domingo, 5 de octubre de 2014

Tecnicas Yamadori



"Yama" (montaña) y "Tori" (tomar). De la unión de éstas dos palabras japonesas viene el popular vocablo en bonsai de"yamadori". Literalmente significa pues "tomar de la montaña", o "extraer de la montaña" pero NUNCA RECUPERAR.

Suena más benevolente y ecológico "recuperar" que "tomar". La verdad es que traducimos a nuestro antojo e interés y es verdad también que ésta técnica bonsaística está siempre envuelta en polémica pues son desgraciadamente muchos los que se lucran con el expolio a la naturaleza no importándoles las bajas que quedan por el camino. A otros no les mueve la compensación económica pero sí el ego. El yamadori permite tener en casa ejemplares majestuosos que han sido trabajados y esculpidos por la naturaleza. El 95% del resultado de tales bonsais no es mérito nuestro sino de la madre tierra. El problema que nuestras ansias de tener bellos ejemplares en nuestros estantes no suele ir acompañado de un éxito de supervivencia. Parafraseando a Armando Dal Col en un anterior artículo aquí publicado " La técnica yamadori debe realizarse con cautela pues lamentablemente los cadaveres de árboles mal manipulados durante su extracción se acumulan en la conciencia de mas de uno".

La técnica del yamadori puede estar justificada unicamente cuando la vida del árbol pueda estar en peligro. Por la construcción de carreteras, cortafuegos, desmontes, etc. Y siempre con la autorización de las autoridades medioambientales competentes en la zona. Acabemos con esa imagen del bonsaista furtivo. Ya hemos dicho que Yamadori no es "recuperar" pero tampoco debe ser "robar". Desde BonsaiComunicación queremos daros las pautas para minimizar los riesgos y alcanzar el éxito en ésta tan delicada operación.





Pasos previos
Encontrar el ejemplar adecuado en la montaña para crear un bonsai no es nada facil, pero una vez localizado un ejemplar apto la pregunta es¿puede ser extraido con éxito?













Parámetros a tener en cuenta:
- Sustrato. Arenosos, arcilloso o rocoso
- Vigor del árbol
- Estado y profundidad de las raices
- Estructura de la parte aérea


Sustrato
Sin duda es mucho mas complicado trabajar en un suelo rocoso. Las raices crecen abrazando las rocas dificultando enormemente la extracción.



Vigor
Lo lógico sería pensar que un árbol que crece fuerte y luce vigoroso sería un excelente candidato para extraerlo con éxito, pero no siempre suele ser así. Un árbol en éstas condiciones está moviendo savia un mucha fuerza y una operación así podría ser tremendamente arriesgada. En cambio un árbol que parece estar en condiciones límites puede responder extremadamente bien a una extracción y cultivo en maceta en el que vea mejoradas sus condiciones ambientales y sobre todo hídricas. El estado de la planta es pues un condicionante bastante complejo en éstos casos.

Estado y profundidad de las raices
A continuación vamos a desmentir otro mito al que nos lleva nuestra lógica. Todos suelen pensar que si al zarandear el tronco de un árbol éste mueve hasta las raices es por que será facil de arrancar. En cambio si apenas se mueve es porque está fuertemente anclado y será muy dificil de extraer. ES TOTALMENTE ERRONEO. Normalmente cuando se mueve es porque sus raices son largas y está anclado muy abajo. En cambio si apenas se mueve es porque está firmemente anclado no muy profundo, lo que es favorable para nuestro interés. Para alcanzar el éxito debemos tener finas raicillas en la parte superior. Y si no las tenemos deberemos conseguirlas. A continuación explicaremos como.

Parte aérea
Es obvio que tenemos que tener la "masa verde" lo más abajo posible. Según que especie es más o menos complicado de conseguir. Todo depende de como responda a las podas. Siempre podremos recurrir a bajar ramas con alambre pero en la montaña podemos ir preparando la parte aérea poco a poco para ir compactandola. Es muy interesante saber el echo de que al ir podando y compactando la "masa verde" conseguiremos la aparición de finas raicillas en la parte superior. Es importante dejar siempre una guía que tire con fuerza para que ayude a la síntesis de auxinas de manera natural por la planta. Éstas se sintetizan siempre en los ápices.

Como una imagen vale más que mil palabras veamos a continuación un extracción simulada:



Podríamos partir de uno de éstos dos casos. El árbol de la derecha posee numerosas raices capilares en la parte superior, sinónimo de éxito. En cambio el de la izquierda las posee muy abajo. Deberemos pues preparar las raices en la parte superior para forzar la aparición de raicillas.














Ésta operación debe durar el tiempo necesario. Nunca menos. Un, dos, tres años. El tiempo no es importante si queremos alcanzar el éxito.


El primer paso será cavar alrededor de la base del árbol hasta que lleguemos a descubrir el nacimiento de las raices. A continuación haremos unas pequeñas heridas y aplicaremos en ellas hormonas de enraizamiento. Cambiaremos el sustrato por una mezcla a partes iguales de turba rubia, fibra de coco y musgo esfagno. Ésta mezcla ayudará a aumentar la capacidad de retención de agua en la zona favoreciendo la aparición de raices. Si no podemos acudir con frecuencia a regar debemos recurrir a nuestro ingenio. Hay quien utiliza goteros médicos o de manera más sencilla podemos clavar botellas de agua con un pequeño orificio en el tapón para que vaya cayendo poco a poco.

Una vez que tenemos las raices donde las queremos ya podemos proceder a la extración. ¿Cuando es la época ideal?

Como norma general la época ideal es justo cuando el árbol ha comenzado a activarse. Es decir, inicios de primavera y finales de verano.
                                                                                                      

 ¿Con suelo húmedo o seco?

Término medio. Lo ideal es aproximadamente una semana después de unas lluvias. Cuando ya no hay tanto barro y el árbol a comenzando a activarse gracias a ese agua. La verdad es que cada maestro tiene su librillo y hay quien prefiere extraer con suelo seco.









Hay que proceder a cavar un surco alrededor del cepellón e ir podando las raices gruesas que profundizan. Es muy importante frenar la pérdida de savia por las fuertes podas y practicar "torniquetes" allí donde operemos. Sellaremos las heridas con barro o pasta selladora y cubriremos la herida con musgo esfagno protegido por una bolsita de "yute" o material similar atando fuertemente dicha bolsa con alambre de cobre para que actue a modo de torniquete.





A continuación protegeremos humedeceremos el cepellón con un pulverizador y lo protegeremos con un saco de yute y musgo esfagno. Ésta operación la debemos realizar con celeridad y precisión. Ataremos firmemente el conjunto y el árbol estará preparado para el transporte. Podemos ayudarnos de mallas metálicas especialmente indicadas para éste proceso. Abajo podemos ver las principales herramientas que necesitaremos.










El trasporte lo realizaremos lo más rápidamente posible y humedeciendo el sustrato y la parte aérea si nos demoramos. Evitar exposiciones al sol y si la humedad ambiental fuera baja podríamos proteger con plástico la masa verde hasta llegar a casa.





Fase de enraizamiento


Lo primero es buscar el contenedor adecuado para enraizar. Debe tener un volumen muy superior al de la maceta de bonsai definitiva. No es tan importante el ángulo de plantado. Lo principal es asegurar la superviviencia. El diseño será para mucho más adelante. Cajones de madera, poliespan, macetas de barro cocido, cajas de fruta o incluso macetas de plastico pero agujereadas incluso por los laterales para mejorar la aireación.





En cuanto al sustrato, debemos conseguir una mezcla con gran capacidad de aireación e intercambio de nutrientes. Aconsejamos una mezcla a partes iguales de grava volcánica, fibra de coco y kiryuzuna (o akadama). Es muy aconsejable en el plantado la aplicación de hormonas enraizantes (auxinas).









En el caso de las sabinas es bastante habitual que en las primeras fases el árbol amarillé la copa. Es parte del establecimiento. Es aconsejable el tratamiento semanal con cáptan y una vez que el árbol comienza a brotar sustituir dichos tratamientos con Previcur.




Debemos colocar a el árbol en una atmósfera con humedad controlada. No hay que aportar humedad en exceso. Eso tan solo provocaría la pudrición y el adormecimiento del árbol. Lo ideal es un invernadero en el que consigamos temperaturas no inferiores a 15ºC y una humedad entre el 60 y el 80%. Pero son valores que dependen de la especie a trabajar. En olivos, por ejemplo hay que utiliza una curiosa técnica. Se colocan a pleno sol y cubiertos totalmente bajo una bolsa de plástico negra. Esto aumenta la temperatura y la humedad favoreciendo la brotación.

En el caso de árboles de hoja caduca, en Japón algunos bonsaístas, una vez arrancados del monte los entierran totalmente (incluso la parte aerea) durante un par de meses. Después los desentierran y muestran un inicio de actividad tanto de raices como de brotes.


Una vez comience a mostrar actividad el árbol y las condiciones ambientales lo permitan lo sacaremos a pleno sol progresivamente. A partir de aqui comienza la fase de establecimiento. Su duración depende del estado de salud del árbol. Pero mínimo 2 años es lo aconsejable antes de comenzar a trabajar el árbol como bonsai.








En todo éste proceso debemos controlar nuestra impaciencia. Como dice el refrán "Vísteme despacio que tengo prisa"












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